viernes, 30 de diciembre de 2011

¿Estamos al final de un ciclo?


Necesitamos
un remezón
Todos los años es muy parecido: reconciliaciones, promesas, recuento de actuaciones pasadas, descripción de propósitos, relato de sueños; hay un poco de todo entre las actividades que nos ubican en otro fin de año.
Y eso no tiene nada de malo, pues el cierre de un periodo más de 12 meses también nos enfrenta muchas veces a la conclusión de uno de los tantos ciclos que iniciamos y finalizamos durante la vida.
Mas el hecho de llegar al término de 2011 puede situarnos ante un estado sui generis si se considera que en el momento histórico actual circula mucha especulación sobre el supuesto fin de una era (o en el peor de los casos, del fin del mundo), aunque todo provenga en realidad de asuntos meramente míticos, religiosos, comerciales o de interpretaciones antojadizas de hechos históricos que son asociados a vaticinios fatídicos.
Los mismos presuntos expertos en temas aborígenes ancestrales han desmentido extremos fatalistas, aunque sí dan crédito a ciertos planteamientos que formulan hipótesis y hasta construyen teorías acerca de pronósticos que se relacionan con situaciones especiales que ocurrirían en el futuro próximo.
Pero, en general, podría decirse que la mayoría de comentarios que pululan en el ambiente no es más que charlatanería, peor que la usada por los merolicos en las plazas públicas.
No obstante, en medio de todo ese confuso e inconsistente panorama que nos presentan, pienso que tal vez muy pronto algo trascendental podría estar a punto de ocurrir, dado que la sucesión de hechos en el mundo nos hace ver que muchas cosas ya parece que tocaron fondo, tal como se experimenta al cierre de cualquier ciclo de la vida de los individuos o de las civilizaciones.
En lo personal, creo que lo más conveniente para el planeta es que pase algo singular que remueva sus cimientos, de modo que nos percatemos de la necesidad de cambiar el status quo, ya que por momentos da la sensación de que la humanidad camina a la deriva. Y si eso sucede, ¡ojalá estemos preparados para enfrentar las consecuencias que tendría un remezón inesperado…!

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